Un viernes 13 no pasa de otro día del calendario,
quizá para los más supersticiosos en la cultura occidental sea un día
abonado a la mala suerte, y para los más cinéfilos un recordatorio de
las sagas de terror protagonizadas por Jason. Nosotros vamos a tratarlo
como el virus informático que fue, el primer gran virus de la historia.
Ocurrió un día del mes de octubre de 1987, la
Universidad Hebrea de Jerusalén alertaba de lo que pasaría a llamarse el
virus Jerusalem (o Jerusalén) o al que por motivos que ahora contaremos
se le definió más tarde como el virus Viernes 13. Ese día y en ese
momento se comunicó que tras la detección se había conseguido “aislar”,
aunque la realidad y la falta de experiencia anterior produjo una
expansión masiva.
Para entender la importancia de lo que estaba a
punto de ocurrir hay que recordar el momento, la fecha de su aparición y
los sistemas y potencia de la época, se trataba de la primera vez que
el mundo tenía constancia a nivel masivo y popular de que un ordenador
podía llegar a infectarse.
Jerusalem, el virus “orgánico”
Jerusalem se auto instalaba en la memoria RAM de
los equipos, lo hacía tomando el control de las interrupciones en una
franja determinada: entre las 08:00 y las 21:00 horas. Es en ese momento
donde el virus infectaba los archivos .exe y .com. De
esta forma, si un usuario abría un archivo, el virus se instalaba en el
mismo, además lo haría aumentando el peso del archivo en 2 KB.
Pensemos el gran problema que se producía en un
equipo de la época. Si cada vez que se abría un archivo este crecía 2
KB, había un momento en el que el SO MS-DOS quedaba saturado, incapaz de
controlarlo. La razón es clara, a finales de los 80 y principios de los
90 una memoria RAM de usuario no pasaba de los 640 KB, además los
discos duros rondaban entre los 20 y los 30 MB.
Ese año, en 1987, la Universidad Hebrea de
Jerusalén lo llegaría a aislar. Dijeron que lo habían descubierto por un
fallo en su propia estructura cuando el virus no podía detectar los
archivos exe donde ya se había instalado, lo que producía que
lo volviera a intentar una y otra vez en bucle, volviendo a infectar el
mismo archivo en cuestión.
En cualquier caso, en ese momento no se pensaba que
fuera un virus devastador, atacaba y ralentizaba los equipos, pero no
se tenía constancia de otro tipo de ataque más letal. No era así
evidentemente, Jerusalem era realmente un producto muy similar a un
virus orgánico, donde su efecto necesita de un tiempo de “incubación”,
en este caso hasta el año siguiente, un 13 de mayo de 1988.
La realidad es que Jerusalem había sido creado para
eliminar todos los archivos que había infectado anteriormente. El
problema se hizo una bola gigante ese 13 de mayo de 1988, ya que la
Universidad Hebrea pensaba que lo había desactivado con uno de los
primeros antivirus que se dieron, creado además por la propia
universidad.
El virus fue más rápido que la “vacuna”, se
auto-reprodujo muy rápido y junto al total desconocimiento que se tenía
entre los usuarios sobre la necesidad de protección ante una posible
infección, Jerusalem traspasó fronteras y entró en numerosos equipos en
el mundo, lo que significó la pérdida de cuantiosos y numerosos datos e
información, tanto de grandes empresas como de usuarios particulares. Un
ataque o infección a escala global cuya peor parte se la llevaron
Europa, Asia y Estados Unidos. Mientras, en la ciudad de Jerusalén se
optó por la medida más drástica, la eliminación de todo archivo que
hubiera sido infectado por el virus.
Repercusión en el tiempo
Con Jerusalem (Viernes 13 en el tiempo), se impulsó
toda una nueva industria para ofrecer respuesta a un nuevo tipo de
ataque tecnológico, las empresas de antivirus florecieron tras su
aparición. También fue el precursor de un gran número de variantes, hoy
algo habitual, pero en ese momento toda una revelación. Con el virus se
crearon “versiones” que tomaban el avance de las nuevas tecnologías y
los nuevos ordenadores para adaptarse a los mismos y ser aún más
dañinos.
Reino Unido y España fueron dos de los sitios más
afectados. En España en particular, ya que se daba la circunstancia de
que los disquetes eran la fórmula por defecto para intercambiar
información. Esto produjo que en 1989 la revista Amstrad User, una de las pioneras en en el país sobre informática, difundiera el virus (sin saberlo) a través de un disquete de utilidades shareware. Lo que acabaría llevando al cierre de la editorial junto a la infección de cientos de usuarios en España.
El mismo Viernes 13 fue una de esas versiones
mejoradas que cada día 13 del mes eliminaba todos los archivos
infectados, lo que producía el terror para muchos usuarios esperando a
que el siguiente mes su equipo no hubiera sido afectado. Además, aumentó
el ataque a las extensiones .OVL, .SYS, .BIN y .PIF.
Viernes 13 fue también de alguna manera el primer virus “famoso”, con
él entraron en juego los medios de comunicación, ávidos de noticias en
el sector y fascinados por la naturaleza y poder de un virus.
En cuanto al nombre y su autor, no está muy claro,
aunque se cree que el virus Jerusalem original fue creado por un
desarrollador israelí para celebrar el 40 aniversario de la creación del
estado de Israel.
Vía | Gizmodo español
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